Ciclón Yaku y el cambio climático  

domingo, marzo 19, 2023

por Giorgio Madueño, Coordinador de productos de conocimiento de Practical Action

Los desastres ocurridos en Perú y Ecuador tras la presencia del ciclón Yaku y un recientemente confirmado fenómeno de El Niño evidencian la urgente necesidad de entender la relación entre eventos extremos y el cambio climático abriendo la puerta a mecanismos de daños y pérdidas. 

Imagen satelital del ciclón Yaku el 13 de marzo de 2023. NASA, Terra and Aqua satellite 

El impacto del ciclón Yaku ha sido devastador. En Perú, las lluvias intensas y las inundaciones han causado la muerte de más de 50 personas y 15 mil damnificados, impactando a 16 regiones y 483 distritos que han sido declarados en emergencia. En Ecuador, donde el ciclón pasó previamente, se calculan más de 5 fallecidos y al menos 2 mil familias damnificadas. Estas trágicas cifras nos confrontan con la pregunta: ¿por qué ocurren estos desastres?  

Los desastres no son naturales 

Existe una clara relación entre desastres y vulnerabilidad. Por ejemplo, procesos de urbanización no planificados o la falta de mecanismos de apoyo social son factores que construyen vulnerabilidad. Culpar a la naturaleza contribuye a narrativas de crisis frecuentemente aprovechadas para exonerar de responsabilidades a autoridades o impulsar políticas reactivas. No podemos desconocer los factores estructurales que contribuyen a esta vulnerabilidad construida por acciones humanas. Más bien, es nuestra responsabilidad ser críticos de ello. 

“La vulnerabilidad es producto de procesos sociales y políticos que incluyen elementos de poder y (mala) gobernanza. Estas desigualdades estructurales se crean de forma a menudo deliberada y están ancladas en las estructuras sociales y políticas.”

Emmanuel Raju, Emily Boyd y Friederike Otto en Stop blaming the climate for disasters 
Inundaciones en el distrito de Chaclacayo, Lima. Abel Cisneros, Practical Action 

En este sentido, existe una gran responsabilidad en gobiernos nacionales y locales para integrar la gestión de desastres como un elemento transversal a todos los procesos de desarrollo. El contexto actual ha evidenciado las limitaciones (y avances) que se tienen para consolidar estrategias de gestión correctiva y prospectiva que disminuyan el riesgo ya existente y prevengan la conformación de riesgo futuro.  

Sin embargo, es necesario reconocer que nuestra región no es ajena a dinámicas globales y que la ocurrencia de estos desastres responde a procesos más amplios a nivel mundial que también tienen responsables correspondientes. Frente a ello surge la pregunta: ¿estos desastres son culpa del cambio climático? 

Huaicos afectaron la zona de Huascarán en el distrito de Chaclacayo. Foto por Angela Ponce para Practical Action.
Colegio Felipe Santiago Estenos colapsado, Chaclacayo. Foto: Angela Ponce para Practical Action

¿El cambio climático ocasionó al ciclón Yaku? 

La respuesta corta es: aún no lo sabemos, pero es urgente discutirlo para poder averiguarlo.  

Identificar las causas exactas de un evento climático extremo es difícil pues interactúan diversos procesos meteorológicos y climáticos.  

Lo que la comunidad científica sostiene desde hace un tiempo es que existe evidencia para afirmar que este tipo de eventos (olas de calor, sequías, lluvias extremas, huracanes, etc.) han sido alterados y están siendo más frecuentes o intensos debido al cambio climático provocado por la influencia humana.

Sin embargo, esa no es toda la historia. Existen avances importantes en la relativamente nueva ciencia de la atribución que permite a los científicos vincular aspectos específicos de eventos meteorológicos extremos al cambio climático analizando caso por caso. La metodología para la atribución fue explicada en el más reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC):  

“Esto se hace estimando y comparando la probabilidad o magnitud del mismo tipo de evento entre el clima actual -incluidos los aumentos de las concentraciones de gases de efecto invernadero y otras influencias humanas- y un mundo alternativo en el que los gases de efecto invernadero atmosféricos se mantuvieran en niveles preindustriales.”

Capítulo 11, Sexto Informe de Evaluación del IPCC1.

Es decir, mediante modelos climáticos es posible cuantificar la influencia que ha tenido el cambio climático en eventos extremos específicos. Por ejemplo, especialistas de la iniciativa World Weather Attribution estudiaron las inundaciones ocurridas entre mayo y junio de 2022 en el noreste de Brasil y determinaron que las lluvias que las ocasionaron fueron incrementadas por el cambio climático.  

Sin embargo, las zonas con mayores impactos frente al cambio climático son también las zonas de las que menos datos oficiales se tienen. Necesitamos urgentemente generar información climática. 

Mapa mundial que muestra la distribución de las estaciones de la Red de Climatología Histórica Global (GHCN) y el número de impactos detectados según lo evaluados en el IPCC AR5. Se distingue entre los países del Anexo I (en colores morados), los países no incluidos en el Anexo I (en colores verdes) y las regiones que no forman parte de la CMNUCC (colores grises). Tomado de: Reconciling justice and attribution research to advance climate policy

En este sentido, desde Practical Action, a través del Programa de Resiliencia ante Inundaciones y Acción Anticipatoria en los Andes, buscamos contribuir a ampliar el alcance del monitoreo de precipitaciones y acercar a las personas y comunidades a esta información con iniciativas que combinan el uso de tecnologías libres y la ciencia ciudadana. 

La atribución es el primer paso hacia la justicia climática 

Volvamos a pensar en la responsabilidad frente a los desastres. De lograrse afirmar que un evento extremo es atribuible al cambio climático ¿quién sería responsable de ello entonces? 

En 2017, Saúl Luciano Lliuya, un campesino de los Andes peruanos, planteó una demanda a la empresa alemana RWE por su contribución al deshielo de glaciares que ocasionaron el aumento del nivel del agua de la laguna Palcacocha incrementando el riesgo de sus cultivos y los de su comunidad a inundaciones y sequías. Esta demanda busca sentar un precedente global y hace referencia a un estudio de atribución. Este ha sido revisado por jueces y expertos alemanes que han visitado la zona afectada en Huaraz. El caso de Saúl Luciano Lliuya es un ejemplo emblemático de cómo la atribución climática abre la puerta a los mecanismos de pérdidas y daños.  

Laguna Palcacocha. Foto: Inaigem 

Las pérdidas y daños van más allá de los límites de la adaptación climática y buscan abordar la enorme deuda que tienen los más grandes emisores del norte global hacia las naciones más vulnerables quienes menos han contribuido al calentamiento global y, sin embargo, sufren sus impactos más severos. Se calcula que las pérdidas por el cambio climático en los países en desarrollo estarían entre los 290 000 millones y 580 000 millones de dólares al 2030

No es por nada que uno de los puntos más controversiales y relevantes de la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) fue el acuerdo para crear un fondo de pérdidas y daños para países vulnerables financiado por quienes más han contribuido al calentamiento global. Aunque el acuerdo aún no explicita la responsabilidad legal específica, ha sido reconocido como un paso adelante hacia la justicia climática.  

Estas negociaciones clave en torno a los mecanismos de daños y pérdidas fueron lideradas por la delegación de Pakistán, un país que enfrentó los embates de una catástrofe climática en 2022. Las enormes inundaciones de ese año impactaron a 33 millones de personas y dejaron a un tercio del país literalmente bajo el agua, siendo Pakistán responsable de menos del 1% de las emisiones globales de gases efecto invernadero. 

“Puede que sea demasiado tarde para las víctimas de las inundaciones de Pakistán, pero tengo la ferviente esperanza de que el mecanismo de pérdidas y daños estará listo para ayudar al próximo país devastado. Porque lo que le ocurrió a Pakistán no se quedará en Pakistán. En 2022 fue mi país; el año que viene podría ser cualquier lugar. O en todo el mundo. El futuro del planeta depende de nuestros esfuerzos conjuntos, que deben avanzar ahora.”

Bilawal Bhutto Zardari, Ministro del Exterior de Pakistán para UN Chronicle

La expectativa sobre los mecanismos de pérdidas y daños es grande, pero también existe mucha preocupación sobre los compromisos no cumplidos. No podemos olvidar que en 2009 los países desarrollados se comprometieron a movilizar 100 000 millones de dólares anuales mediante el Fondo Verde para el clima. Esta meta no ha sido cumplida en la actualidad.

Más allá de la adaptación climática 

La presencia del ciclón Yaku nos confronta a una realidad compleja sobre la gestión del riesgo de desastres en la región: nuestras acciones y estrategias al momento han sido insuficientes.  

La crisis a la que nos enfrentamos por este evento climático nos obliga a pensar más allá de la adaptación y la mitigación e incorporar modelos que apunten a la reparación en beneficio de las comunidades más vulnerables a los efectos del cambio climático.  

Impacto de ciclón Yaku en el distrito de Chaclacayo. Foto: Giorgio Madueño, Practical Action

Asimismo, es urgente optimizar las acciones de respuesta humanitaria con nuevos mecanismos como, por ejemplo, el enfoque de acción anticipatoria que apunta a actuar en la ventana de tiempo que existe entre que se emite una alerta y antes que se sienta el impacto de la crisis.  

Esto, por supuesto, implica reconocer, continuar y fortalecer las acciones de prevención que sí han funcionado y han contribuido a hacer frente a esta emergencia. Debemos seguir apostando por escalar los sistemas de alerta temprana centrados en las comunidades y el fortalecimiento de las brigadas de respuesta comunitaria quienes son la primera línea en cada situación de emergencia. 

Existe un largo camino por delante para determinar si los embates del ciclón Yaku pueden atribuirse al cambio climático. Sin embargo, tenemos la certeza de que la frecuencia e intensidad de este tipo de eventos seguirá creciendo y es necesario tomar acción. 

Impacto de ciclón Yaku en el distrito de Chaclacayo. Foto: Angela Ponce para Practical Action
Impacto de ciclón Yaku en el distrito de Chaclacayo. Foto: Angela Ponce para Practical Action
Ciclón Yaku y el cambio climático

[1] Seneviratne, S.I., X. Zhang, M. Adnan, W. Badi, C. Dereczynski, A. Di Luca, S. Ghosh, I. Iskandar, J. Kossin, S. Lewis, F. Otto, I. Pinto, M. Satoh, S.M. Vicente-Serrano, M. Wehner, and B. Zhou, 2021: Weather and Climate Extreme Events in a Changing Climate. In Climate Change 2021: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change[Masson-Delmotte, V., P. Zhai, A. Pirani, S.L. Connors, C. Péan, S. Berger, N. Caud, Y. Chen, L. Goldfarb, M.I. Gomis, M. Huang, K. Leitzell, E. Lonnoy, J.B.R. Matthews, T.K. Maycock, T. Waterfield, O. Yelekçi, R. Yu, and B. Zhou (eds.)]. Cambridge University Press, Cambridge, United Kingdom and New York, NY, USA, pp. 1513–1766, doi: 10.1017/9781009157896.013.

Este artículo fue producido en el marco del proyecto Acción Anticipatoria en los Andes. Este proyecto es implementado por el Programa de Resiliencia ante Inundaciones de Practical Action y el Centro del Clima de la Cruz Roja Media Luna Roja. Esta iniciativa cuenta con el apoyo técnico y financiero de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación COSUDE. El proyecto busca fortalecer la resiliencia a los riesgos hidrometeorológicos en la región andina mediante la integración de sistemas de alerta temprana, protocolos y mecanismos de acción temprana en los sistemas locales y nacionales de gestión del riesgo de desastres.

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